* Al ministro de Justicia, por ignorar la lentitud procesal en los
Juzgados sin querer ver la imperiosa necesidad de informatizarlos, permitiendo
se consuman y desperdicien innumerables horas de trabajo simplemente cosiendo
miles de papeles con hilo y aguja, y su correspondiente almacenamiento, en pleno siglo XXI. A su vez, propone o apoya
el indulto a personajes que se han apropiado indebidamente de millones de
Euros, y nunca a favor de quien ha hurtado alimentos por cantidades ridículas
de dinero, y no para su negocito sino para llevar comida a casa.
* A la ministra de Empleo, por redactar las bases de la célebre
Reforma Laboral, consiguiendo con ello únicamente incrementar el desempleo que,
en sólo un año, ha pasado de algo más de 5 millones a casi 6 millones de
parados, sin incluir al ex marido de la Sra. Mato, pues, al parecer, el
Estatuto de los Trabajadores no permitía
despedirlo. Por si esto fuera poco, completa su tiempo asomándose a las
ventanas televisivas para contarnos historias que no concuerdan con la realidad
del día a día que estamos viviendo. Baje a la calle, Señora, y hable con los
ciudadanos, los que le votaron y los que no le votaron.
* Al ministro de Hacienda, que ha llevado adelante una reforma fiscal,
no solamente incrementando los impuestos indirectos, que pagan todas las clases
sociales, sino también los directos, en todos los tramos de la escala, cuando
debió aplicar la subida sólo en los tramos más altos. A su vez, lo acuso de no
fomentar incentivos fiscales a favor de las empresas, lo que, con total
seguridad, supondría la creación de empleo. Un ejemplo: En tiempos de bonanza
se creó una deducción sobre la cuota del impuesto de las empresas de 6.000
Euros por cada empleo nuevo, o
incremento de plantilla, de personas con discapacidad, con el fin de favorecer
el empleo de éstas, aunque sujeto a
ciertos condicionantes. Ello sigue vigente ¿Por qué hoy, con la
situación existente, no se hace extensivo ese incentivo a la creación de empleo
de cualquier parado? Sin embargo, ha dedicado su pensamiento a amnistiar
fiscalmente a quien blanquee en España dinero negro, de una manera tan sencilla
que ni siquiera se exige declarar el origen o procedencia de ese dinero. ¿A
quién pretendía beneficiar?
* Al ministro de Economía, que no alcanzó a ver y, por tanto,
desaconsejar la Reforma Laboral que puso
en marcha la ministra de Empleo. Su trabajo debe ceñirse a encontrar fórmulas
para impulsar la economía— lo que conllevaría inevitablemente la consiguiente creación de empleo—, en vez
de gastar su tiempo en acechar los movimientos de la prima de riesgo y
profetizar el fin de la crisis continuamente, dirigiéndose en estos
términos a los españoles, que ya estamos
cansados de oír lo mismo sin ver los resultados profetizados.
* Al ministro de Agricultura, para recordarle que los trabajadores del
campo, con ocasión del “ladrillazo” que nació a partir de la nueva Ley del
Suelo de 1998, emigraron hacia el “ladrillo”, y desde allí emigraron hacia el
paro, donde siguen anclados. ¿Qué ha hecho para favorecer la vuelta a sus
orígenes, al campo? Cada vez que me como una pera o una manzana me como un
fruto de extramuros. A lo que parece, es más interesante para el Tesoro público
ingresar derechos aduaneros que impuestos nacidos desde la existencia de una economía rural apoyada, aunque sólo fuere
logísticamente, por el Estado o las autonomías. El campo está desierto de
hombres y de cultivos. ¡Qué pena!
* Al Presidente del Gobierno, que, como tal, ha autorizado con su
firma los inventos improvisados, infructuosos o erróneos de sus ministros, sin
que se hayan medido debidamente las consecuencias que, al menos a corto y medio
plazos, podrían producir y están produciendo. Parece que cada ministro mira
sólo para su ombligo o cartera, sin considerar las interrelaciones departamentales y, por tanto, el efecto final
que cada norma está produciendo en el ombligo de los ciudadanos, que es
siempre el más importante por su posición
de sujeto pasivo frente a cualquier normativa. Quizás el papel principal del
pastor es apaciguar a sus ovejas y defenderlas con uñas y dientes frente al
lobo. El pastor español no para de hablar a sus ovejas en un intento de
apaciguarlas, pero creo que no ha sabido defenderlas enérgicamente frente al
lobo alemán. Antes al contrario, primero le ordenó llevar adelante la
congestión del gasto a cargo del más débil. Y ahora se ha permitido la gracia de decirle que su buen camino no es otro que
volar con sus huevos a cuestas hacia Sudamérica. Esto, que parece una coñita,
es un insulto, puesto que el citado lobo piensa que el pastor español no sabe
ni tan siquiera donde vender los huevos,
ni la lana, ni la leche de sus ovejitas.
Esta coñita, repito, es válida entre amiguillos, pero no entre Estados. Por
cierto, a este lobo alemán le están temblando las piernas después de escuchar recientemente al pastor
británico.
* A todos los partidos políticos, por no querer—como decía mi tía
Lala—soltar la teta. Ninguno de ellos ha puesto una pica en Flandes para
proponer al resto una reducción del número
de miembros de las cámaras a todos sus niveles, como son Congreso, Senado,
Parlamentos autonómicos, Diputaciones provinciales, Cabildos insulares canarios
y Ayuntamientos. La mitad de esos miembros es más que suficiente para que tales
cámaras funcionen. Y a quien no lo crea, que me lo cuente. ¿Cuántos millones de
Euros ahorraría el erario público, que podrían destinarse a Educación, Sanidad
y Servicios Sociales? Sabios españoles emigran a otros países que les cobijan y
pagan bien, porque en nuestro país se
recorta el dinero hasta a la investigación.
* A la Sra. Cospedal, porque está convencida de que yo soy un
ignorante cuando dice y repite que el Sr. Bárcenas no “está” en el Partido
Popular desde el año 2009. ¡Señora, por Dios! ¿Es usted boba o a mí
me toma por bobo con tan infantil afirmación? Este caballero, efectivamente, no
“está” en el Partido, pero sí “está” (hasta hace pocos días) en las oficinas
centrales del Partido, perfectamente instalado con todos los servicios y,
además, gratis. ¿Qué hacía allí? ¿Para quién trabajaba?
* A las cúpulas sindicales, a todos los niveles, porque nunca han sugerido ideas concretas para encaminar la
economía y, consecuentemente, el empleo. Tampoco han renunciado a un solo Euro
de sus emolumentos, o, al menos, no lo han hecho púbico. Lo único que sí han
hecho es enviar a los pobres parados a la calle, cargados de pancartas alusivas
a sus sindicatos. Les sugiero hablen con sus bases—entiéndase desempleados—y
con el Gobierno, proponiendo, por ejemplo, que los parados, voluntariamente y
como contraprestación a su raquítica pensión, trabajen 15 horas semanales con
transporte gratuito durante un tiempo prudencial y no indefinidamente. Esto no
es ninguna barbaridad. Yo he hablado con muchos parados, quienes me hacen comentarios
en esta línea como medida para olvidar el tedio y el desencanto que les
consume, para sentirse personas. ¿No es cierto que ese camino reactivaría la
economía? ¿No es tan cierto que si la
economía crece también crece el empleo?
*Al Tribunal de Cuentas, que
opera con tal lentitud que muchos hechos irregulares no se pueden juzgar por
simple prescripción. Sin embargo, sus miembros cobran puntualmente cada fin de
mes.
* Por último— y no he acabado con las acusaciones—, YO ME ACUSO de
plagiar el TITULO de un artículo que
publicó en 1898 el periodista y escritor francés Émile Zola, con ocasión del
triste y célebre caso Dreyfus.
Óscar Gutiérrez Ojeda
Febrero 2013
Este artículo fue publicado en La
Provincia el 27 FEB 2013
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